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martes, 8 de agosto de 2017

CUESTA ABAJO

Playa. Baño frío en la playa. Nos arrojamos a las olas. La mar es poderosa y no puedo abarcarla. Cuando nadas te alejas demasiado. ¿Por que te alejas tanto? Hace frío este verano. El ferry en medio del mar Cantábrico en dirección a Nantes. El Sueve destaca desde muy lejos ya metidos en el Cantábrico. Como un faro señalando la tierra de los
astures. Habrá mayor angustia que caer fuera borda y verte absolutamente perdido en la soledad del mar. Que ahora es la misma entrada a la muerte, a la aniquilación, y el frío penetra como un cuchillo afilado que hace dormir el cuerpo poco a poco a través de convulsiones y asfixia. Vulnerabilidad. Playa soleada de una infancia ya muy lejana. Un día con 13 años cogí la bici de mi hermano mayor y me dirigí hasta La Secada y luego atravesé Sariego y subí como una exhalación La Campa y desde allí veía la gran playa de Rodiles y me dejé caer rodando por La Campa abajo sintiendo plena libertad. Plena libertad con mucha velocidad o mucha velocidad en plena libertad. Curva va y curva viene y la bici como si fuera un avión volando hasta que de repente en una curva cerrada, bien cerrada, veo al alsa de frente como un monstruo rabiado y pitando con un potente claxon que me dejó los oídos zumbones al instante, pero sin recordar qué fue lo que hice o cómo, había logrado salvar el alsa de forma milagrosa y seguía bajando, pero ahora estaba temblando, terriblemente asustado, pálido; y seguí como por inercia. Una vez llegado a Amandi decidí dar la vuelta. Rodiles quedaba lejos y me quedaban pocas ganas de llegar a Villaviciosa. Además eran ya las seis y había que volver a casa. Así que volví a subir la Campa y vuelta a Lieres, poblado de Solvay.

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