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jueves, 10 de septiembre de 2015

EL SILENCIO DE D-ÓS

Un acantilado. Era muy pequeño. Quizás 4 años. Un acantilado. Mis abuelos cerca del mar. Algunos tíos. La mar. También un trampolín. Lejanía. Mundo desconocido. Ni tan siquiera había preguntas sobre ese mundo. Esa lejanía. El mar era inmenso, amenazador, pleno de misterios. Luego comimos juntos bocadillos o empanadas o una tortilla que se iba repartiendo. Una botella de vino. Un refresco. La escena podría abrir el principio de una sinfonía o de un sueño. Más cerca del sueño que de la realidad.
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 Llegué en bicicleta a una capilla prerrománica que estaban restaurando. Me puse a contemplar el lugar. Una especie de cruce o bifurcación de caminos entre aldeas. Y allí, en una parte del pequeño valle, la capilla. Rudimentaria. Piedra sobre piedra. Pero la tarde era soleada y se podían contemplar los montes circundantes a pocos kilómetros de allí. Cerca había una finca; una casería con vacas, cuadra y casa. Luego todo eran prados verdes y un arroyo que cruzaba el pequeño valle. En algunos prados había pomaradas. Al ser primavera y una tarde soleada, pues todo empezaba a renacer con fuerza. Incluido yo con mis quince años. Por alguna razón, y después de haber leído en la vieja biblia unos capítulos sobre Abraham, creía que aquella escena tan mágica no muy lejos de la ciudad y en sus afueras, tenía que significar una singular revelación divina. La creación, el nacimiento del mundo y sus personajes antiguos: Abraham: Patriarca con su gran familia, tribu, pueblo en ciernes: ganado, pastores, esclavos, concubinas y muchos hijos. Una mujer: Sara. Todo se presentaba en su estado primigenio. Naturaleza viva e inocente. Padre Abraham: noble, sabio, humilde pero poseído de
autoridad natural. He ahí la escena en toda su composición. No faltaba nada. Era el sitio ideal para una revelación más que epifanía. Pero fue el silencio. Un silencio que aislaba el paraje en una idealidad para ser contemplada. Pero nada más. No hubo revelación alguna que diera absoluta certeza de la existencia de D-ós. Abraham podía estar sentado en una banqueta cerca de la casería, al lado de la cuadra, mirando a las vacas cerca del prado y todos sus esclavos y pastores por los parajes de alrededor. Pero de D-ós sólo se percibía un silencio. Silencio luego invadido por las preocupaciones y la vuelta a la ciudad en bicicleta. A los quince años una vida renacía con esperanza, pero el punto de partida era el silencio de D-ós. 

8 comentarios:

  1. EL TEMPLO

    Entramos los dos al templo. La noche era fría y oscura. Llevábamos tiempo perdidos. Huíamos de la persecución y la miseria de Tierra Murkal. Ella estaba aterida de frío y se apretaba contra mí. Pero vimos el templo allí a lo lejos y logramos llegar y entrar.
    Al principio fue el silencio. Nos sorprendió el silencio. Pero poco a poco empezamos a ver mucha gente. Nos dimos cuenta que el templo era enorme. Cabían cientos de personas. La iluminación era tenue, pero poco a poco nos fuimos habituando y divisando las formas y los huecos o espacios que formaban los muros. Las muchas personas que se refugiaban en el templo permanecían en silencio. Un sacerdote se acercó a nosotros y nos ofreció comida y bebida. Pasamos a un refectorio donde había más gente comiendo. Niños también. Muy cansados y en silencio. Una vez comido salimos y notamos que la gente estaba agrupada en torno a diferentes estatuas y cada estatua representaba un dios o divinidad. Pero no todo eran dioses. Otros permanecían en silencio ante zonas de pared desnuda y aún otros leían sus libros sagrados susurrando las palabras. Todos buscaban consuelo o explicación a la tragedia que había acontecida en las tierras de Murkal, de Munfasí, de Krammer y Leidow. Los nómadas de las estepas y los desiertos nos habían invadido de forma arrolladora y no habían dejado de matar, de ejecutar, de hacer esclavos, prisioneros y cautivos. Nuestras ciudades ardían y el número de refugiados era inmenso. Muchas habían muerto ya por el camino exhaustos o de enfermedad. Mirla y yo nos habíamos librado escapando a tiempo. El templo era por ahora nuestro refugio. Y el refugio de muchos.
    El templo nos daba seguridad por el momento. Los sacerdotes paseaban incensarios por todo la redondez del inmenso recinto. Arriba podíamos contemplar una gran cúpula de cristal transparente que dejaba ver un cielo estrellado. Nos dimos cuenta que no teníamos dios a quien rezar. Nunca nos había preocupado ningún dios. En nuestra tierra de Murkal ya no quedaban dioses. Los dioses se habían agotado y las gentes habían abandonado los templos y las creencias que representaban. Un sacerdote se dio cuenta de nuestra perplejidad y dilema. Pronto nos condujo a un lateral del templo vacío de toda representación religiosa o sacralidad. Allí había más refugiados de Murkal, pero no conocíamos a nadie. Estábamos ansiosos y no sabíamos a dónde dirigirnos o cómo expresar nuestra angustia. La mirada en las paredes rebotaba sin más respuesta que la indiferencia y la indiferencia aumentaba nuestra sensación de soledad, de aislamiento. El universo se nos hacía hostil, frío, intratable. Mirla se abrazaba a mí con miedo.
    De repente se oyeron unos cantos a coro: Eran los sacerdotes que ahora recorrían en procesión todo el recinto del templo sin dejar de oscilar los incensarios. Los cantos nos resultaban profundamente enigmáticos, pero nos hacían olvidar la tragedia que nos acechaba. El olor a incienso nos hacía conectar con la misma esencia de la vida en lugar del aire ya nauseabundo de la gente acumulada. Sabíamos que los nómadas de las estepas llegarían en cualquier momento; y luego, sería posiblemente la muerte o la esclavitud de por vida.

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  2. IRLANDA

    Viajar a Irlanda de un modo inteligente requiere unas lecturas previas sobre este país. No vendría mal una lectura de su historia a través de Wikipedia o cualquier historia breve que se puede conseguir en las bibliotecas. Bueno sería también leer a James Joyce en sus obras de Dublineses, El Retrato del Joven Artista o si sois atrevidos y tenéis ganas de vivir una literatura complicada, pues el Ulysses del mismo autor. Es en este libro donde se recrea el Espíritu de Dublín y sus calles y centro urbano y personajes, etc.; pero todo está en clave surrealista-modernista y puede causar dolores de cabeza. Hay que ser conscientes, antes de coger el avión, de las duras relaciones que hubo a través de los siglos entre England y Ireland, donde estos últimos tuvieron siempre las de perder y funcionaron como colonia inglesa hasta su independencia no hace mucho tiempo todavía: 1922. Hay que saber que vamos a visitar un país céltico que es muy consciente de serlo y que su lengua oficial, además del inglés, es el gaélico. Veréis muchos letreros bilingües y si sois curiosos con las lenguas os llamará la atención este idioma que por cierto se enseña en las escuelas como asignatura obligatoria.
    Dicho esto cuando lleguéis al aeropuerto de Dublín, quizás lo mejor sería coger un taxi para ir al hotel, pues los taxis resultan baratos y los taxistas suelen ser amables y honrados. Yo sugiero un hotel muy bueno y de precio razonable: el Hotel Gresham (Gresham Hotel), en la 23 Upper O'Connell Street, que es un sitio céntrico y muy a mano para pasear el Dublín histórico. Una vez que uno se halle ubicado en el hotel y haya descansado un rato, ya puede dar una vuelta y dirigirse a cenar al pub J. W. Sweetman bajando la O'Connell Street tirando a la izquierda una vez salido del hotel y bajando hasta el puente de dicha calle sobre el Río Liffey (Liffey River). Una vez cruzado el puente ya veréis dicho pub a mano izquierda en la Burgh Quay. Tiene las mejores hamburguesas del mundo. No es broma. Y buena cerveza y decorado. Todo un lujo y buen precio. Tienen algún camarero que habla español.
    Una vez cenados es el momento de tirara hacia el centro sin miedo: siempre hay mucha gente caminando y el ambiente es amigable. Tiráis por la Westmoreland Street, que hace esquina con la Burgh Quay y os adentráis hacia el Trinity College, pasáis el Trinity College que veréis de pasada para otro día ir a visitarlo con más calma y con más idea de lo que representa en Irlanda, para llegar a la céntrica Grafton Street. Podéis pasear por la Grafton para ir cogiendo el sabor dublinés profundo. Como es el primer día y ya se está haciendo tarde, pues volvéis al hotel y mañana será otro día.

    (Continua abajo)

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  3. Al siguiente día, salvo que ya hayáis concretado el viaje a vuestro modo, pues no estaría mal visitar lo que hay alrededor del hotel Gresham. En primer lugar veréis de nuevo The Spire, no muy lejos, pues ya lo habríais visto el día anterior: es una especie de aguja metálica muy alta y que sirve de punto de encuentro o referente de la ciudad. Pero no vais a ir en esa dirección, sino en la contraria. Y entonces caminando por la O'Connell pues llegáis a una plaza donde está el monumento a Parnell, padre del autonomismo irlandés del siglo XIX. Luego seguís por la Parnell Square, pasáis un hospital y a unos ciento cincuenta metros está el Garden of Remembrance, que es el lugar dedicado a la Independencia de Irlanda y sus caídos, etc. Un sitio solemne que una vez visto y paseado nos invita luego a visitar la Dublín City Gallery, que es un museo dedicado a la ciudad de Dublín y que merece la pena husmearlo. También hay una iglesia presbiteriana (protestante histórica) a 50 metros haciendo esquina que no deja de ser una curiosidad el entrar a verla.
    No hemos hablado de desayuno, pero no hay problema: el hotel dispone de un desayuno buffet muy nutrido y podéis cargar a gusto para todo el día hasta la cena. Recordad que la cena en estos países es a partir de las seis de la tarde. La comida del medio día hacia las doce y suele ser ligera. No obstante Dublín es una ciudad turística y se puede comer a cualquier hora y en cualquier sitio.
    Es importante, si el viaje es de 5 o 6 días, meterse ya a conocer el Dublín centro-histórico de la manera más fácil y aprovechable: andando. En esta ciudad todo parece estar a mano y en eso se parece un poco a Gijón y Oviedo, salvando las distancias. Ya habíamos visto cómo llegar al centro el primer día. Entonces ahora al pasar el puente y antes de llegar al Trinity College cogería la Fleet Street a mano izquierda y me dedicaría a patear la zona de Temple Bar. Van a llamar la atención los viejos edificios, los pubs tan bien ornamentados, las callejuelas estrechas, etc. Una vez pateada esta zona, se cruza la Dame Street y se patea con tranquilidad la parte céntrica de la ciudad hasta llegar al Stephen Green o parque más antiguo y céntrico de la ciudad. En esta zona se pueden visitar museos, edificios de interés, tiendas, centros comerciales, etc.. Cualquier guía indicará lo que más interese a cada uno. A mí personalmente me interesa pasear, observar a la gente, salirme de las zonas más llenas de gente y explorar calles o avenidas fuera de circuitos. Casi siempre descubro rincones urbanos que me llaman la atención, veo a la gente en su hábitat normal, etc. Cada uno es un mundo. Hay gente muy insegura que prefiere los circuitos seguros e indicados, hay otros que somos más aventureros y rechazamos las indicaciones para perdernos un poco por el nuevo mundo que se nos ofrece. Buen calzado para caminar, una mochila para llevar alguna chaqueta o paraguas o lo que sea, y adelante. Nadie se pierde en Dublín. Llegado el momento se coge un taxi y vuelta al hotel.

    (continua abajo)

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  4. En cuanto a pubs para comer o tomar una cerveza, pues los hay a millares y todos buenos por esta zona. A nosotros nos resultó uno bueno para comer; el Dawson Lounge, en la misma Dawson Street. Es un sitio tranquilo con tres pisos, pero cada piso es como un salón tranquilo de la época victoriana sin llegar a imponer. La carta es muy buena en especialidades irlandesas: carnes, etc Para quien lea en inglés y tenga afición a los libros, en la misma calle Dawson está la librería Hodges Figgis, en los números 56-58. Una librería impresionante no sólo en todos los temas habidos y por haber, sino también en especial libros relacionados con la literatura irlandesa, la cultura, la historia, libros de fotos, motivos del país, etc. Toda una experiencia para los librófilos y aficionados a la lectura. Quizás sea el momento de visitar el Trinity College que no está lejos y algún que otro museo que apetezca. En la Dame Street hay un sitio muy bueno para cenar que llegamos a él por casualidad y que está especializado en carne de pollo. Es el Southern Fried Chicken, siguiendo la calle a mano izquierda el número 71. Es un sito muy informal, pero es toda una experiencia con el pollo en cada una de sus especialidades. Cuentan con granja propia. Cerca está el Dublín Castle, y a unos 500 metros la Fábrica Guiness abierta a las visitas.

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  5. La visita a Dublín se puede a partir de ahora organizar de muchas maneras, pero como el tiempo es breve pues lo mejor es hacer una viaje en autobús turístico por toda la ciudad para tener una perspectiva más o menos razonable de la capital irlandesa. Todo depende de gustos y las guías turísticas actualizadas suelen ser todas buenas. Quien tenga afición a los escritores y poetas irlandeses pues hay museos o sitios significativos para cada escritor: Joyce, Yeats, Jonathan Swift, Beckett, Oscar Wilde, etc, etc. Si alguien tiene afición a la historia o acontecimientos políticos importantes es bueno planear las visitas antes de salir de casa. La ciudad está llena de monumentos y sitios de interés sobre atentados, enfrentamientos armados, pronunciamientos independentistas, etc. Llevar ya un plan hecho. Lo mismo arte irlandés, tradiciones, folk, etc.
    Se puede contratar un viaje a Irlanda del Norte para un día y con guía en español. Se puede hacer desde casa a través de Internet. No recomiendo ninguna empresa en especial. El viaje incluye la visita a las famosas Giant's Causeway con sus formaciones basálticas en forma de columnas y su costa espectacular. A la vuelta se para en Belfast para pasear por la ciudad y ver en lo posible las zonas de conflicto en los barrios protestantes y católicos. Es interesante ver los murales y la valla de separación de 20 kilómetros entre dichas zonas. Conviene haber hecho los deberes leyendo o recordando aquellos sangrientos acontecimientos. Estar seguros de tener tiempo para poder visitar el Titanic Museum de Belfast y pasear el centro con un plan acertado. Todo depende del tiempo disponible. Suele ser poco si se va con una agencia de excursiones que lo haga de manera atropellada, como fue nuestro caso.

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  6. Se puede visitar un pueblo cercano a Dublín para completar esos cinco o seis días. Nosotros escogimos Howth, pero pudo también haber sido Malahide. Hay trenes de cercanías que se cogen en la estación Connolly (Connolly Station) con una frecuencia de media hora o una hora. Una vez en Howth se puede dar un paseo por el pueblo, por la costa de playas y marismas, ver los acantilados y luego comer en un restaurante de pescado fresco. Hay muchos y no me atrevo a aconsejar. El que escogimos era de una cadena de franquicia Fish and Chips que no me pareció buena. Siempre hay algún camarero que habla español. Llama la atención el poder ver focas en la dársena pesquera sacando sus cabezas y ofreciendo un espectáculo para quien no esté acostumbrado. Cerca de la estación hay un sitio de actuaciones en vivo de música celta que en verano ofrece una especie de terraza de merendero muy agradable. Hay comida y buena cerveza.
    Para los que hablamos inglés nos resulta el trato con los irlandeses pues bastante abierto y afable. Los taxistas suelen ser muy receptivos a preguntas y a ayudarte en lo que puedan. En muchos pubs y restaurantes la gente que te ha de servir puede ser extranjera o incluso gente que habla español. Cuando paseas por Dublín hay una mezcla de cosmopolitismo y provincianismo al mismo tiempo. Te sientes más como en una ciudad cercana que puedes patear con plena libertad. Observa bien los detalles arquitectónicos de las casas y edificios en general, sobre todo los públicos. El clima de verano es fresco. Lleva ropa de abrigo pues por las mañanas y noches llega a hacer algo de frío. Suele llover con frecuencia, aunque los cielos suelen ser de un color menos gris que el de Asturias. Llamaba la atención en el viaje a Irlanda del Norte la diferencia de pueblos protestantes y católicos. En ellos se pueden ver los murales alusivos a la causa unionista o pro-repúblicana. Aunque hay un tratado de paz que ha disminuido mucho el conflicto y está prácticamente neutralizado, sin embargo el ambiente de tensión o distinción entre las dos comunidades todavía es notable. En Irlanda del Norte se usa la libra como moneda y en la República obviamente el euro. Cuidado al atravesar los pasos de peatones, pues se conduce por la izquierda.

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  7. BODY AND MIND

    Time goes backward
    Difficult to identify
    Why is life so full of mysteries?
    It's so easy to have a coffee
    And being nice and easy going
    Talking about each of us
    Do you remember when we were younger?
    Do you remember all those feelings?
    The dream, the risk taken and the infatuation?
    I'm sure that chance is coming
    Near a church, or in a beach or in a mountain
    Body and mind will come together.

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  8. WAKING UP

    Woke up this morning full of hopes
    Saw the sun coming thru the clouds
    A book was lying on the desk
    Nothing unusual was taking place
    Didn't want to switch on the Net and read the news
    Just had a cup of coffee and listened to Philip Glass
    Fully realized it was only a point between the now and the future
    How long could it remain in such a state of time?
    Right then, thought knocked at the door
    Filled with images and words
    When a voice called my name: I was ready one more time
    I was, myself, me, again.

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